“Perseguir el futuro es perseguir a un fantasma que se aleja constantemente y, cuanto más rápido lo persigas, más rápido avanzará. Esta es la razón por la cual la civilización vive de manera apresurada, por qué casi nadie disfruta de lo que tiene y siempre está buscando más y más.
La felicidad no consiste entonces en realidades sólidas y sustanciales sino en cosas tan abstractas y superficiales como las promesas, esperanzas y garantías. La felicidad siempre depende de algo que esperamos en el futuro, estamos persiguiendo una quimera que siempre nos esquiva”.
Para poder consumir cada vez más, para comprar el coche más reciente, cambiar el móvil cada año, comprar el televisor de última tecnología y tener el ordenador más potente, nos vemos obligados a trabajar siempre más.
“Para mantener ese nivel, la mayoría de nosotros estamos dispuestos a soportar maneras de vivir que consisten principalmente en el desempeño de trabajos aburridos”.
Ese tipo de trabajo, que no genera ninguna gratificación psicológica y al que le dedicamos al menos 8 horas al día, genera un estado de frustración, desmotivación y desesperanza que cierra el círculo vicioso y nos lleva a consumir más para poder darle un sentido a ese “esfuerzo cotidiano”. Pensamos que vale la pena trabajar porque así podemos comprar esas cosas que nos hacen felices, aunque en realidad esos productos no son más que un “calmante” para llenar el vacío interior.
Cada vez trabajamos más para poder consumir más. Alan Watts
(vía lailuminacion.com)
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